Esta gran mancha, de unas 800 hectáreas, marca el punto álgido de toda la temporada montera del coto Los Morrones, de San Lorenzo. Esta mancha combina grandes barrancos y elevados cerros, compartiendo cuerda y sopié en cada una de las armadas. Desde la Umbría La Sorda hasta la armada de La Noguera, pasando por Los Riscales, Las Animas, Los Hundíos y Mal Abrigo... Solanas de jaras, umbrías apretadas de madroñas y chaparros, lantiscarres, brezos y jarastepas salpicadas hacen de de estas umbrías y solanas el hábitat ideal de la fauna cinegética propia de Sierra Morena.
Los últimos en salir, la armada del Cerro Pedro, nos fuimos ubicando en las posturas y momentos después, las rehalas del Rata soltaron en la cabezada del Cerro, comenzando al momento un espectáculo digno de ver y escuchar...
Es difícil describir la sensación que tiene un montero en el momento de la suelta, cuando los canes comienzan sus primeras carreras, las reses también huyendo de los perros comienzan también a romper monte hacia las huidas naturales... El montero, esperando, escucha y observa... El monte se viene abajo, los perrereros animan a los suyos. Los primeros tiros se mezclan con el inconfundible latir de los podencos punteros tras las ciervas y los primeros venados... Es impresionante...
Cazaron a umbría y solana, rebozando por lo alto de la cuerda... En ese preciso momento, tras volcar a la solana, tres cruzados, uno burraco, otro blanco y caramelo y un tercero color chocolate, golpearon en la cabezada del cerro. Instantes después, iniciaron una carrera tras una res en nuestra dirección. Desde la postura se veían blanquear los perros, pero lo que llevaban delante era imposible adivinarlo. ¡¡ Era un guarro, seguro...!! Cada vez más cerca, los perretes parecían lastimarse tras el animal, latiendo muy seguido y picado tras el guarro. El romper de monte era imposible de aguantar... Saldría por cualquier lugar... Seguro que por lo más sucio del monte... De repente, un gran guarro hizo acto de presencia a toda leche justo enfrente. Tenía un testero relativamente corto, muriendo en un arroyo... El guarro comenzó a descender por el testero, errando el primer tiro. Observé tras el visor que el tiro había ido alto debido a la velocidad del animal y al no "correrle la mano". Ya pude ver en el visor que se trataba de una cochina, debido a la prolongada jeta que tenía... Dejé que la cochina cumpliera y comenzara a repechar, reduciendo ya su velocidad. Fue el momento elegido para secundar el disparo. No pestañeó... Se quedó inmóvil con un impacto a la altura de la paleta izquierda, un poco alto. En fin, el momento valió la pena y todo lo pasado durante la temporada en ese instante se me olvidó... Había podido tener un gran lance. Después llegaron los tres protagonistas conjuntos del lance, a morder a su presa. Ya tenían su recompensa...


Otros dos lances más fueron errados en esta misma postura, pero tiros muy difíciles... Un cochinete de medio pelo, que se coló a mi derecha de chanteo y una cochina que entró por la espalda, siendo espantada por Pablo desde el puesto de al lado, con un tiro un poco peligroso: ¡¡ Si sólo he tirado para avisarte!!, me dijo... La guarra iba directa a mí, pero con ese disparo, giró bruscamente, cambiando la trayectoria de su viaje, colándoseme por detrás, pudiendo hacer un tiro rápido y entre retamas...
Sobre las 15.00 comenzaron las caracolas a oirse por toda la mancha... La recogida de carnes comenzaba... Nuestra situación, en un barranco y a unos 400 metros del coche, hacía imposible el resaque del animal abatido a cuestas, por lo que hubo que esperar a los arrieros... Saúl llegó sobre las 16.30 hras. Cargamos las reses en el mulo y me quedé mirando por un rato aquella bella estampa... Hacía mucho tiempo que no había ido a una montería y había disfrutado de un puesto tan salvaje, tan intrincado que hasta las "bestias" lo pasan mal para llegar...


Al final, ya en la junta de carnes, todo eran felicitaciones y abrazos... Por fin se había acabado la mala racha... Esperemos que la suerte nos acompañe y continuemos con la temporada con una sonrisa y un buen sabor de boca...
Por cierto, al final de la montería, se contabilizaron más de 200 tiros, cobrándose 27 guarros, con 4 buenas bocas y 6 venados, dos de ellos bonitos de montería.



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